martes, 11 de mayo de 2010

CARTA AL MAESTRO


Lima, mayo 11 del 2010


Estimado Augusto:

Disculpa la distancia y la demora, la semana pasada andaba algo malo de la salud, en fin, ya creo estar algo mejor, y me parece importante hacerte llegar toda la documentación que se encontraba a mi cargo, para que veas lo pertinente a tus procesos.

Creo que nuestro distanciamiento obedece a formas de ver y atacar el problema con Manzanero, Escajadillo, Massé, APDAYC, Campey y la Universal, tú tienes razones de fuerza para defender tus posiciones, hecho que respeto pero no comparto, lo que no implica que la discrepancia haga que la balanza se incline a mi favor.

Es verdad, el asesino siempre regresa a la escena del crimen, luego de siete meses de arduo trabajo y de duras peleas en diversas instancias, la UNIVERSAL contactó contigo, creo que llevados por ese morboso afán del criminal, de ver y tocar a su víctima, ellos tienen que dar cuenta de todos los cobros que han efectuado por “Cariño Malo”, la razón es muy sencilla, el referido gigante discográfico, al fusionarse por absorción con CAMPEY y las subsiguientes productoras que manejaron los derechos de tu famosa canción, está obligado a verificar lo pertinente al uso comercial de dicha creación. Nadie en su sano juicio podría decir que “Cariño Malo” en cuarenta años no ha generado dinero en todo el mundo por el pago de derechos de autorización para inclusión fonográfica (no me imagino las veces que dicho tema puede haber sido grabado por diversas voces en el planeta), los derechos de sincronización, etc. Esto implica, a mi entender que son ellos los que tienen que responder también por el perjuicio económico y moral que te están ocasionando. El problema es que esa megaeditora ha cobrado todos los derechos correspondientes al extranjero y no en el Perú, en consecuencia, la batalla legal debe darse en otros territorios, y no en el peruano, con relación a ellos, eso es lo que pienso.

Respecto a los asuntos pendientes con la APDAYC, con conocimiento de tu parte me reuní con Escajadillo, Massé y Valencia, para encontrarle una salida al problema suscitado con tu Institución, tú me dices que en seis meses no hemos ganado nada, yo no creo que sea así, además de la imprevista visita de la Universal, nadie acepta sentarse a la mesa a conversar si es que no has infringido algún daño en líneas enemigas, claro eso no significa que se ha ganado la guerra, ni mucho menos que ellos se vean obligados a firmar una rendición incondicional, pero allí estaban, sentados frente a mí, no puedo negarlo, luego de las primeras puyas la conversa pasó a un tono muy respetuoso y amable.

Te soy honesto, creo que la propuesta primigenia de encontrar una salida favorable para tu caso con APDAYC me pareció manejable, claro, se debían ajustar algunos puntos a tu favor, era cuestión de seguir golpeando sus líneas con la sorpresa y la rapidez de un guerrillero conocedor del territorio y de las debilidades del contrario, espero que Pepe Escajadillo y Armando Massé me perdonen por este desliz, ya que es de caballeros el no echarle más leña al fuego, si por lo menos han tenido la gentileza de reunirse para tratar tu tema, luego que ya la Asamblea de manera ilegal ha votado en tu contra, pero debo reconocer que me divertía mucho el darle pelea a la APDAYC, no voy a reirme, ni a burlarme de sus nerviosos y desconcertados abogados, eso me puede costar una querrella y esta vez voy a guardar la ironía en el cajón de la seriedad, es que ya bastante pelea he dado como un gladiador solitario con mi socarrona espada.

Augusto, no te olvides que en esta batalla que has emprendido, siempre estarás sólo, como lo hemos estado durante estos meses, hay mucha gente que se sentaba en el balcón a alentar nuestras peleas, existieron momentos en que el apoyo de todos los que dicen estar en contra de cómo se maneja APDAYC era necesario para decidir batallas a nuestro favor y probablemente hasta el destino de la guerra, pero nada de nada y así seguirán las cosas, atacar de manera aislada a Massé y compañía, por el contrario, lo refuerza cada día más, los años lo han convertido en un viejo lobo, difícil de dar caza y no creo que los enemigos que tiene puedan siquiera herirlo. Lo de las resoluciones compiladas de inútiles atisbos a la inteligencia en toneladas de papeles, que en algún momento la Dirección de los Derechos de Autor del INDECOPI emita en contra de la APDAYC han sido y serán un verso a la desdicha y a la desolación jurídica, INDECOPI hace menos daño que los abrazos de Barnie y esas resoluciones no pueden ser mostradas como victorias que indiquen que la derrota del contrario esté cerca.

Quiero agradecerte Augusto toda la amistad brindada, soy testigo presencial de tu amor al Perú, este país ingrato con sus grandes artistas y creadores, he contemplado tu bondad para con los más necesitados y he disfrutado de tu talento gigantezco, he visto como puedes seguir componiendo, convencido de que debes tener un pacto infinito con tus musas y son ellas las que inspiran al más grande compositor de nuestra patria.

En las interminables tertulias miraflorinas pude acercarme a través de tu prodigiosa memoria, a esa Lima que ya no es nuestra ciudad y que ahora está invadida por otras costumbres pero que no deja de ser una urbe cosmopolita e interesante y que tiene como a uno de sus vecinos más ilustres a don Augusto Polo Campos, grande de grandes, compositor de compositores y amigo de amigos.

Recuerdo cuando planificábamos las batallas y sabíamos que el enemigo contaba con mucho mayor poderío bélico que el nuestro y que no esperábamos la ayuda ni siquiera de una bala de maúser de los otros que juegan a la guerrita con APDAYC, estudiábamos las tácticas guerrilleras de Shukof el vencedor de Hitler, Kutusof el depredadror de los ejércitos napoleónicos, Ho Chi Min: “El Tío Ho” y su victoria póstuma contra los EEUU en Vietnan, el Che y su concepto del foquismo y sus errores estratégicos como guerrillero y por supuesto el más grande de todos, don Andrés Avelino Cáceres “El Brujo de Los Andes”, que fue derrotado por el abandono y por quienes sólo miraban desde lejos y criticaban con la cobardía de los que no son capaces de exhudar testosterona en el campo de batalla.

Me voy tranquilo y orgulloso de haber defendido tu nombre y prosapia, no olvides que me enseñaste que hay batallas que no se pueden, ni deben perder, y el Habeas Corpus que ya llegó al Tribunal Constitucional tienes que ganarlo si o si.

Mucha suerte maestro y larga vida al más grande.

Un abrazo,

Zarapastro