

No sé a que gaznápiro en el mundo se le ocurrió inventar las segundas vueltas, pero definitivamente, al menos en lo que a mi respecta, siempre me han traído un cuestionador gusto por la sadomasoquista decisión de escojer sin más alternativa, quien de dos galifardos te destajará el tiro de gracia.
Como lo dice el buen Ricardo, recordando en el decidir la nada: Vargas Llosa y Fujimori, Toledo y Alan (luego de voltear en primera vuelta a Lulú), Ollanta y Alan, en fin; con relación a las segundas vueltas en el Colegio de Abogados de Lima, es uno de los obligados lugares donde la tortura se intensifica al máximo cuando tienes que votar, porque es igual escojer entre bailar con la suegra o bailar con la esposa, es casi nada, es simplemente una oda a la deseperanza y a las pesadas cadenas que me otorga un matrimonio tan pero tan antiguo, como las segundas vueltas.
Recuerdo haber tenido hasta segundas vueltas frustradas como la de aquella vez juvenil cuando estaba preparando mi voto sectario e izquierdista por el Dr. Barrantes Lingán y mis ideales de revolución en la urnas se vieron obligados ha aceptar su dimisión a una dispareja final con el cangrejo del Dr. García.
Debo reconocer que hay segundas vueltas mas decorosas, como esos reencuentros con las ex parejas, que no podemos evitar y que nuestras parejas tampoco pueden evitar, claro, en este caso no se trata de una revancha, ni el interés a perder por goleada, digamos simplemente es una segunda ida y vuelta, y en eso queda, luego cada quien retorna a la rutina del amor y a la fidelidad compartida en el secreto mas absurdo.
Ayer sábado temprano estuve por la Villarreal, desayunando unos chicharrones con café en el famoso "Chino", esos desayunos propios del simpático gordo Andrade que eran el preludio del banquete de postín que don Alberto luego se daba cuando se comía con zapatos y todo a los delfines de Fuji, quienes pretendían la Alcaldía de Lima, sillón que el gordo hizo suyo, para entre otras cosas respetar la ordenanza de preservación y cuidado del damero de Pizarro, Patrimonio Cultural de la Humanidad, si, esa Lima que ya no es mi ciudad y que tiene en el palurdo de Castañeda a un destructor inmisericorde de lo que queda de su añeja belleza.
Luego de la acostumbrada tertulia que origina el cafecito mañanero con mis alumnos y amigos de esa casa de estudios, a eso del mediodía me dirigí al Fanning con la rapidez de un oso perezoso y con la agonía que los ironistas sentimos cuando creemos, casi siempre, que todo está perdido.
Me encontré con algunos rostros sanmarquinos que componían un collage de desencanto, pero igual iban a votar por Ñique, sin embargo, advertí por la cara desencajada del tío Santisteban de Noriega que era evidente que la torta se daba vuelta y los "comunistas" se acercaban a la victoria, así lo escuché pronunciar de una encopetadita colega, mojigata cultural, cuyo cerebro es lo último que observamos los bípedos como yo ante incuestionables y encantadoras curvas de gimnasio, dietas, vida light y estudios jurídicos grandes. Si amigos, remontada de atrás, como los buenos, como cuando mi Muni campeona en mis sueños de esquizofrenia.
No sirvo para los pronósticos, tengo una visión mortal y sesgada de la vida, pero aún amo el color de la tarde de las casas tranquilas cuando llega el otoño como el buen Juan Gonzalo y quiero desearle lo mejor a José Antonio, esta vez, él simbolizó lo que en la cuatricentenaria aprendimos, el orgullo de ser sanmarquinos, leí hace un par de días un comunicado de la Asamblea Universitaria, donde hasta el Rector se metió al ring, en una especie de vale todo prohibido, en que el patricio Santisteban sintió el cachascanista silletazo de la Universidad Mayor, quien sin descaro apoyó la candidatura de uno de sus profesores.
Por la tarde, me acercó la curiosidad nuevamente, ya que soy vecino de la cuadra 11 de la Av. Cuba; la tuna de la San Martín parecía una desentonada canción cantada a media voz y Santisteban era sólo polvo cósmico, los sanmarquinos gritaban como cuando tomábamos con nuestras gargantas la Venezuela y luego desaparecíamos cualquier cosa que sea líquido en el Mono.
No espero grandes cosas, ojalá se formen comisiones de abogados que se vayan a las audiencias como espías jurídicos, ya que está de moda el espionaje, y el Colegio publique las fotos por ejemplo de los Vocales que duermen, leen el "ajá" o hablan por celular con su "trampas" en plena audiencia, mientras los defensores nos desgañitamos ejerciendo la inútil defensa ante tanta indiferencia y se empiece denunciado lo simple, que siempre es lo más complicado en el juego del poder.
Bueno amigos, como diría , Baudelaire, el fúnebre son del péndulo, me recuerda casi la medianoche, hay que dormir de vez en cuando, que tengan una buena semana.
jeje,es cierto, parecía un encuentro entre ricos y pobres, pero igual, el Colegio seguirá con la misma modorra paquidérmica de siempre, no le auguro mayor cosa...FELIZ NAVIDAD Y EXITOSOS 2010 DOCTOR
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